Esta es una publicación de Debora Slotnisky, periodista y escritora de tecnología basada en Argentina, que fue invitada a participar en nuestro blog.

Los derechos de las mujeres y las cuestiones vinculadas a la falta de equidad de género en lo laboral son temas de los cuales, afortunadamente, se está hablando mucho. Y es que, si bien durante los últimos años la inserción femenina ha ido creciendo en las empresas en general incluyendo las tecnológicas, aún queda mucho camino por recorrer para poder alcanzar el equilibrio.

Esta problemática tiene múltiples factores: hay estereotipos de género, sociales y culturales por los cuales muy pocas mujeres optan por estudiar carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas, por su sigla en inglés). Y eso hace que, por un lado, a las empresas que requieren perfiles técnicos se les dificulte la tarea de contratar colaboradoras. Por eso, como primer paso, es fundamental informar a padres y docentes acerca de que no hay “profesiones de varones y profesiones de mujeres”, de forma tal que no direccionen las vocaciones de las pequeñas. Definitivamente, las niñas nunca sabrán si aman programar, la seguridad informática, desarrollar soluciones basadas en blockchain o inteligencia artificial si nunca tuvieron acceso a estas disciplinas. Al respecto, es muy alentadora la medida que están incorporando los colegios primarios y secundarios de sumar asignaturas como computación, informática y robótica, porque permite que las niñas tengan un acercamiento con universos hasta ahora totalmente ajenos a “lo femenino”. Por el otro, hace relativamente poco que las organizaciones del sector (y no todas) toman acciones concretas por incorporar colaboradoras, ya que tradicionalmente no se hablaba acerca de la importancia de la diversidad para la innovación, el impacto positivo en el clima organizacional, e incluso en muchas firmas todavía reinan los prejuicios y la inequidad. De hecho, todas las estadísticas muestran que nosotras somos minoría.

Visibilizar casos emblemáticos, pero cercanos

Más allá de los asuntos pendientes y los desafíos por superar, tengo una mirada esperanzadora, quizás porque conozco casos cercanos de mujeres exitosas que pueden servir de inspiración a otras. Sí, si bien es cierto que la cantidad de mujeres disminuye a medida que se asciende hacia los niveles jerárquicos de las organizaciones, también lo es el hecho de que hay ejecutivas reales y actuales que no deberían ser vistas como “la excepción que confirma la regla”, sino como casos motivadores. Se trata de mujeres de carne y hueso, que tienen hijos, mascotas, amigas, practican deporte y hacen las compras de la casa.

Celeste Garrós, de 43 años, es un buen referente. Ella es la Directora Regional de Ventas de Citrix para la región Sur deLatinoamérica, y comenzó a trabajar en esta compañía hace unos 15 años. Esta licenciada en Comercialización ocupó varias posiciones e incluso estuvo radicada en Brasil. “Son muchas las empresas tecnológicas que están interesadas en sumar mujeres, pero los candidatos que aparecen son mayormente hombres. Las organizaciones nos necesitan por varias razones, entre ellas, tenemos mayor predisposición al cambio así como una habilidad natural para trabajar en varias cosas en simultáneo”.

Celeste tiene una hija de 10 años. Por su ritmo laboral, viaja dos semanas por mes, con lo cual tiene un sistema familiar organizado para estos casos. “Si bien nunca me sentí distinta de mis compañeros, es cierto que las mujeres tenemos desafíos extra porque hay ciertas posiciones que nos alejan de las cuestiones domésticas que son esenciales para la vida personal de una madre, por eso tenemos que tener mucha pasión por lo profesional para poder afrontar las dos responsabilidades”, me confiesa. Quizás por esta cuestión, ella nota un fenómeno que debería cambiar: al inicio de la carrera corporativa los hombres suelen tener una visión más clara sobre el largo plazo, mientras que las mujeres no planifican.

Otro ejemplo es el de Carolina Losada, de 47 años. Ella es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, mamá de un nene de tres años y es CEO del distribuidor mayorista de valor agregado Licencias OnLine. “Si bien noto que las mujeres somos minoría en posiciones de liderazgo, también percibo que la participación en la industria está muy pareja en puestos relacionados con Ventas y Comercialización, y esto tiene que ver con una apertura por parte de las compañías con respecto a sumar más talento femenino. Esto es algo que antes no ocurría”, me cuenta con optimismo, y acota que en Licencias Online alrededor de la mitad de los colaboradores son mujeres.

Con Carolina nos conocimos hace algunos años volando de Las Vegas, tras asistir a una conferencia de la industria tecnológica. Como el avión salió demorado, temíamos perder la conexión hacia Buenos Aires. Justamente así nos vimos las caras: las dos fuimos a hablar con la azafata para rogarle que el segundo avión no despegue sin nosotras. Cuando aterrizamos, corrimos como locas por los pasillos del aeropuerto hacia el counter, y ahí vimos despegar a nuestro avión. Sentimos desesperación porque las dos teníamos que estar en casa: a ella la esperaba un bebé de un año. A mí, mis dos hijos chiquitos que sabían que su mamá regresaba el jueves. Ninguna de las dos queríamos fallar como madres.

¿Cómo solucionamos el tema? Fuimos a atención al cliente. Noté ahí su liderazgo y capacidad de negociación, entonces dejé que ella hable por las dos, y así fue como consiguió algo que resultaba imposible porque todos los vuelos estaban abarrotados: en vez de tener que esperar 24hs hasta el mismo vuelo pero del día siguiente, nos colocaron en un avión rumbo a Lima, Perú, y de ahí a Buenos Aires ¡Así fue como ambas logramos llegar a casa el jueves! Si bien he perdido muchos aviones, debo decir que nunca viví una situación similar con un ejecutivo hombre. No es que ellos no quieran ver a sus hijos o que sus niños no los estén esperando, pero posiblemente nosotras vivamos este tipo de situaciones de una forma más intensa.

Entrar desde cualquier puerta

Muchas organizaciones tienen objetivos cuantitativos con respecto a la presencia femenina, por caso, tener un determinado porcentaje de mujeres en la empresa. Pero con esta medida no es suficiente porque también hay que dimensionar lo cualitativo, es decir, que las colaboradoras tengan las mismas oportunidades de crecimiento laboral que sus colegas varones. El problema de los cupos por género es que, cuando se analiza la distribución, es posible que en algunos casos se observe ve que en las posiciones bajas se aglutinan las mujeres, y a medida que se escala en la pirámide predominan los hombres. Por eso es importante que la cuestión de la equidad de género sea planteado y sponsoreado desde el directorio, en lugar de ser una premisa de marketing. Solo de esta manera es posible que cualquier mujer, siempre que sea talentosa, pueda desarrollar su carrera profesional, incluso cuando no tenga un perfil técnico. Como señala Celeste: “Si bien compañías del sector deberíamos realizar más acciones puntuales para que aumente el número de alumnas en las carreras STEM, también es cierto que personas de cualquier disciplina como Recursos Humanos, Psicología, Marketing o Economía pueden ingresar a esta industria y tener un desarrollo espectacular sin que ello significa tener que postergar proyectos personales”, concluye. Ella es un ejemplo viviente de esto.

¿Hay muchos más casos de esto en la industria tecnológica? No tantos, pero sí hay algunos que son elocuentes. Por ejemplo Verónica Martínez, que es directora Comercial de Grupo Datco, una firma regional de comunicaciones y soluciones de IT.

Verónica piensa de una forma parecida a Celeste respecto al aporte extra que pueden hacer las mujeres en tanto altas ejecutivas: “En términos generales, su estilo de liderazgo es más empático, tienen capacidad para conciliar, orientación hacia las personas, sabemos enfocarnos hacia el logro de objetivos y tendemos a manejarnos de una manera más horizontal e inclusiva que nuestros colegas hombres. Además, la diversidad, y no solo la de género, vuelve a las empresas más competitivas por el solo hecho de que un staff poco diverso tiene muchas menos chances de interpretar las necesidades de un mercado que por definición es diverso y heterogéneo”, señala.

Verónica sostiene, con lucidez, que “todavía hay muchos sesgos y prejuicios que inciden en la elección de una carrera vinculada a la tecnología por parte de las mujeres”. Por esto, y porque la equidad de género en la industria tecnológica implica beneficios para todos, propongo, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, que la industria genere incentivos que impulsen a las jóvenes a formarse en carreras vinculada a campos STEM. Al mismo tiempo, todos deberíamos unir esfuerzos para informar a progenitores y docentes para que puedan despertar vocaciones en sus hijas, y que en esa línea sepan acerca de las oportunidades que ofrecen las profesiones STEM para las mujeres.

De la misma manera, es importante destacar que hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades para poder ser lo que deseemos, y que podemos desarrollar nuestro potencial en la industria tecnológica más allá de la disciplina en la cual nos hayamos formado.

Es tiempo de que tomemos conciencia de que la tecnología ayuda a dar soluciones a muchos problemas de la humanidad, y para eso necesitamos la mayor cantidad de personas posibles, y de los perfiles más variados.

Desde el punto de vista de las firmas tecnológicas también hay mucho por hacer. Darle visibilidad a casos como los de Celeste, Verónica y tanas otras es solo una idea para que otras mujeres sientan que pueden ser como estas ejecutivas. Por supuesto, la equidad de género debe ser un pilar para la compañía con acciones concretas, y no un tagline marketinero.

Por distintas actividades que he realizado con las mujeres que hoy están desarrollándose profesionalmente en el sector tecnológico, sé que la mayoría está comprometida a  incentivar a las próximas generaciones para que se animen a desarrollar su carrera profesional en la industria más allá de la profesión en la que se hayan formado. Verónica piensa de la misma manera: “Yo también tengo una visión optimista respecto a esta problemática, y la refuerzo cada día cuando veo como piensan y actúan mis hijas. Los jóvenes vienen mejor en muchos sentidos, lo vemos a diario cuando desafían el status quo en temas de inclusión, de equidad de género, en temas medioambientales”.

Incluso, al incentivar una mayor inserción de las mujeres en tecnología, se estarían resolviendo dos problemas al mismo tiempo. “Por un lado, estaríamos achicando la brecha de género en las organizaciones y, al mismo tiempo, se podrían cubrir posiciones que hoy quedan vacantes por falta de profesionales formados en esas disciplinas. La oportunidad es inmejorable”, concluye Verónica.

Sin lugar a dudas, una mejor representación y participación de la mujer en la industria tecnológica es indispensable para todos, no solo para ellas, sino también para que las empresas sigan innovando, y para que a los usuarios nos lleguen mejores soluciones.