OPINION

AQUÍ ENTRE NOS: Maletas vienen, maletas van

Urzula Esponda

Desde que yo recuerdo (no es que haya vivido mucho), en mi casa las maletas vienen y van, así como las visitas. Yo siempre pensé que el aeropuerto aparecía a las personas, porque ahí es donde íbamos y mis abuelos, mis tíos o amigos aparecían. Hasta hace unos meses entendí, que los aviones, son quienes llevan a las personas al aeropuerto.

En Washington, D.C.

Hace unos días, esperando a que mi papá saliera de la peluquería, me dijo mi mamá “mira Lucca, seguro en ese avión viene tu tío Juan”. Yo me emocioné mucho y comencé a gritarle “¡Hey Juan! ¿Dónde estás?” y a lo lejos escuché una voz que me decía “Lucca, ¿dónde estás?”. Después de eso, nos subimos al carro y llegamos al aeropuerto y comencé a gritar “¡Juan, aquí estoy!” y ¡Juan apareció!”. Se subió al coche y le comencé a platicar de todo y a enseñar todo sobre esta nueva ciudad que él no conocía.

Cuando llegamos a mi casa con Juan y su maleta, fue muy emocionante, porque siempre de las maletas salen muchas sorpresas para mí.

Mi mamá y yo paseamos al tío Juan durante las mañanas y una de esas tardes fue noche de Halloween, el tío Juan se puso unos ojos amarillos de vampiro y sus colmillos, yo me disfrace de Gekko y nos fuimos a la calle Lanier. Esa calle siempre la cierran en este día y todas las casas tienen adornos, unos menos tenebrosos que otros, pero a mi nada me da miedo, yo disfruto mucho de ver a los esqueletos, las brujas, los vampiros los hombres lobo, además iba yo de la mano de mi tío Juan, quien me acompañó a la mayoría de las casas a pedir dulces. Ese día regresé con mi calabaza llena de dulces, lástima que no pude comerlos todos, pero estoy seguro que mi mamá la tiene bien resguardada y esta vez no va a permitir que mi papá se los coma, como hizo el año pasado.

Cada mañana, yo despertaba y me iba de inmediato a mi cuarto, donde estaba durmiendo Juan y ponía mi reno que canta “Jingle Bells” como alarma, para que despertara de buenas y yo lo esperaba parado junto a la cama a que abriera los ojos y así comenzar a jugar con él.

Ya habían pasado algunos días de mucho pasear y un día temprano en la tarde, nos subimos al coche con Juan y mi mamá dijo que mi tía Mariana y mi tío Dany venían en un avión. Yo estaba muy emocionado, mi tía Mariana siempre juega mucho conmigo y la última vez que la vi estaba vestida de princesa y mi tío Dany me consiente mucho.

Llegamos al aeropuerto y ¡Ahí estaban!, yo les gritaba ¡Hey aquí estoy! Ese día caminamos mucho, me compraron un helado y corrimos en el jardín del monumento a Washington, pasamos por “The Reflecting Pool” y mientras caminábamos de la mano, le ordenaba yo a los patos que regresaran a nadar y a las ardillas que subieran a sus árboles. Cuando llegamos al monumento a Lincoln, mi papá ya nos estaba esperando y subimos todos juntos. Cuando llegamos hasta arriba, yo les señale a Mariana, Dany y Juan “Ese es Lincoln”, a lo mejor no lo conocían. Nos tomamos muchas fotos, yo ya estaba cansado de decir “¡Chiiiis!”. Esa tarde jugué mucho con Mariana, corrimos mucho juntos.

Me gusta cuando nos vienen a visitar, porque muchas comidas las hacemos en la calle y puedo comer muchas papas a la francesa con cátsup y helados.

Pocos días habían pasado y yo me sentía muy feliz, hasta que una tarde, después de comer todos con mi papá, Mariana y Dany me abrazaron fuerte, me llenaron de besos y se subieron a una camioneta que no conozco… ¿por qué?, ¿a dónde van?, yo quiero ir en esa camioneta. Mi mamá me dijo “nosotros tomaremos el camión”, pero ¿por qué? y nos fuimos con Juan en una camión hacia mi casa y en el trayecto me quedé dormido y después desperté en brazos de Juan y alistándonos para subir al coche y me di cuenta que Juan llevaba su maleta.

Pasamos por mi papá y de pronto ya estábamos en el aeropuerto otra vez, ¿será que ahora llegan mi abuela Belly y mi abuelo?, pero Juan me dijo que no, que él iba a tomar un avión de regreso a su casa, entonces entendí que el aeropuerto no solo aparece a las personas, también las desaparece y que los aviones también se las llevan.

Yo dije que me quería subir a un avión con mi mamá y mi papá, para irnos con Juan, pero Juan me abrazo fuerte y me dijo nos vamos a ver pronto. Me quedé muy desconcertado, no estoy llorando, pero no sé qué sentir, yo sigo en el carro y veo como nos alejamos de Juan, le dije a mi papá “quiero ir al otro lado, vas en la dirección incorrecta, regresa, quiero ir al otro lado”, pero no me hizo caso, mi mamá me dijo “todo va a estar bien, mañana vamos a clase de música”, ¡¿acaso está loca?!, “no quiero la clase de música”, le dije. Insistí mucho en regresar, pero no me hicieron caso, llegamos a la casa y ya no había maletas, ni tíos, solo sus camas y su cuarto vacíos.

Al otro día, me levante con la esperanza de encontrarlos, pero “nada” dije al ver el cuarto sin ellos. Fuimos a clase de música y yo lloraba por todo, me sentía triste, pero enojado y la maestra me cantó cuna canción que dice que está bien llorar, que te hace sentir mejor y la verdad es que es verdad, después de eso me sentí mejor y en la noche antes de dormir, le dije a mi mamá “está bien llorar, te hace sentir mejor”.