OPINION

DESDE LA BARRERA: Peña Nieto, no manches buey

Oscar Arenas

No soy mejicano. No tuve la fortuna de nacer en ese bello país. No fui bendecido con el regocijo de llevar en mi sangre la herencia Azteca y la Maya, pero, a pesar de lo anterior, se me revolvió el instinto del nacionalismo "manito", aquel que todos los días se baña de justicia y un tanto de equilibrio por las reacciones zodiacales que me acompañaron al nacer un mes de octubre. Y se me movió todo cuando el presidente de esa nación amiga y Donald Trump hicieron sus comentarios en rueda de prensa al final de la reunión que sostuvieron juntos en territorio mejicano, después que Peña Nieto le hubiese extendido invitación formal para que fuera a ese país.

Difiero de la mayoría de opiniones expresadas y escritas alrededor de este evento. No vi con malos ojos la invitación del presidente Peña Nieto al personaje que más ha denigrado de los mejicanos en el mundo, considero que Trump ostenta este record mundial. Era la oportunidad perfecta para desenmascarar al rufián xenófobo. Cuando supe que el magnate había aceptado la invitación, pensé que la oportunidad era única para que aflorara la dignidad y el orgullo del país de Méjico, a través de su presidente, ese quien fuera elegido por los nacionales en territorio mejicano, y ese quien, funge como representante de los connacionales en suelo norteamericano.

Si, así lo pensé. Era el momento propicio para valerse de esta jugada diplomática y cantarle la cartilla al norteamericano, frente a un pueblo agredido y subestimado, y de frente a un pueblo norteamericano que seguía paso a paso esta visita. Cuando la diplomacia se inventó, se crearon infinidad de recursos, gestos y palabras para denunciar o parar los agravios punzantes utilizados en contra de todo un pueblo.

El error y la irresponsabilidad radicó en la manera cómo el presidente Peña Nieto enfrentó la reunión a puerta cerrada, y la rueda de prensa, al finalizar el encuentro. No se debieron hacer pactos al interior, conociendo las posiciones variables que ha tenido Trump frente a la palabra. Y se debió dar rienda suelta a la valentía y a la sinceridad con la que goza el pueblo mejicano. Pero, se hizo lo contrario.

Desde el primer momento que escuché a Peña Nieto referirse a los ataques indiscriminados de Trump, contra los inmigrantes ilegales mejicanos en Estados Unidos, como "males entendidos", desde ese primer momento, deduje entonces que, este señor, que se dice llamar presidente de un país no tiene ni cinco dedos de frente. Confirmé el porqué de su altísimo rechazo en Méjico. Todos los epítetos y las propuestas de la campaña del magnate contra el pueblo mejicano no están disfrazados, ni están sujetas a malos entenderes, ni media confusión alguna. Donald es directo, nunca ha tenido pelos en la lengua.

El señor Peña Nieto "mató al tigre y se asustó con la piel". Además, hizo el trabajo de una mala pitonisa. Priorizó los beneficios de los tratados económicos con el gigante norteamericano frente al honor y honra de todo un país, con quién va perdiendo las encuestas en Estados Unidos y con uno de los candidatos presidenciales de mayor índice de desaprobación en la historia norteamericana. La realidad es que los dos son iguales. Bueno, las fortunas son distintas, pero, son dos personajes desaprobados, mentirosos, y subestimadores del potencial del votante. En la reunión entre estos dos personajes no pudo salir más que los artificios hipócritas que se escucharon durante la rueda de prensa, o nuevamente los furibundos ataques en el discurso de inmigración del magnate en Arizona unas horas después y los tweets del presidente mejicano al siguiente día. Me imagino que ahora la campaña demócrata no estará desestimando la idea de rechazar la invitación del mandatario mejicano, por aquello de que algo se le pueda pegar a la candidata Clinton, aunque ella ya tenga algunas estampas de estos perfiles, o tal vez, está tan curtida que es inmune a las estupideces.

Peña Nieto, te faltó dignidad para representar honrosamente a tu pueblo, te faltó valentía para decir diplomáticamente lo que necesitaba escuchar tu país frente a quien insulta a tus conciudadanos en Estados Unidos, y quienes vienen aquí escapando del infortunio generado por la politiquería que tú representas. No debiste hablar para los seguidores del magnate del otro lado del río Bravo. Peña Nieto, no maches buey.