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OPINION

AQUÍ ENTRE NOS: Color de rosa o del arcoíris

Urzula Esponda

Muchos párrafos se han escrito acerca de la adopción en parejas del mismo género y antes de agregar unos cuantos más a la lista y empezar a hablar de “natural” o “normal”, me gustaría empezar del otro lado de la moneda.

Cuando una pareja va a adoptar (homoparental o heterosexual), todo el mundo se concentra en lo que la pareja quiere, en la felicidad que van a obtener, como si fuera un trofeo bien merecido. ¡Por fin tendrán la familia que siempre han querido!

Pocas veces piensan, que la mayoría de los niños que están esperando ser adoptados, no fueron abandonado recién nacidos, en una canasta, fuera de un convento con una nota que dice “perdónenme, con ustedes estará mejor que conmigo”.

La mayoría de los niños en adopción, están ahí por casos de abuso, negligencia o las dos. Son niños mayores de dos años, que debido a lo que han vivido a su corta edad, pueden presentar problemas de aprendizaje, de desarrollo, integración o de apego.

Un huérfano “necesita” una familia y entre necesitar y querer hay una gran diferencia.

Cada que se le niega la adopción a una pareja homoparental, no es un acto discriminatorio más, es negarle a un niño la oportunidad de tener una familia.

Y seguro habrá quien va a decir “no es natural”. Pues tampoco lo es la inseminación artificial y de eso nadie dice nada, es aceptada y hasta incitada. En la mayoría de los casos cuando una pareja heterosexual, decide adoptar, es porque no pudieron tener hijos de manera “natural”, ni artificial y están recurriendo a la adopción como remedio a la esterilidad. La adopción es su última opción.

Se pueden imaginar mis queridos lectores, el cansancio y frustración que esa pareja siente, después de tratar y tratar de luchar contra su impedimento biológico. Cómo creen que reaccionarían ante el nuevo reto de convivir con un niño de cinco años, que necesita un hogar pero tiene problemas de aprendizaje. Después de todo lo que ha tenido que pasar está pareja, seguramente su nivel de tolerancia no es el idóneo para apoyar a un niño como el que les describo.

En mi opinión, este es un punto a favor de las parejas del mismo sexo, porque para empezar, la adopción es su primera y única opción, por lo tanto su posición es mucho más optimista y positiva. Otro punto a favor, es que los homosexuales, muchas veces se tienen que enfrentar día a día al reto de ser diferentes y discriminados, eso los hace más propensos a la empatía, flexibilidad y tolerancia con un niño en adopción.

También hay quien dice en estos temas “Dios aborrece a los homosexuales”, las familias deben estar compuestas de mamá, papá e hijos. Entonces, si Dios dijo eso, me imagino que a Dios no le importa que haya familias donde los papás violan a los hijos, o las mamás golpean a los hijos o los papás a las mamás, a Dios no debe de importarle, porque así es como debe de estar compuesta una familia, ¿no?. Yo creo que a ese Dios los aborrece más.

Yo conozco dos familias en las que todo parecía “normal”, mamá, papá e hijos, hasta que después de mucho años, papá resulto homosexual. Como ven estos hijos fueron criados por un gay y que yo sepa no le pegó a nadie lo gay. Todos esos hijos hicieron una vida normal.

Hay quienes alegan que la imagen paterna en una familia es importantísima, por lo que una pareja de lesbianas está imposibilitada a criar un hijo.

Si esto es así como dicen, entonces ¿por qué celebran y aplauden a las madres solteras? Y hasta guerreras las llaman.

Qué pasa, cuando una mujer decide que quiere ser madre, pero no tiene pareja y ese no será un impedimento, porque ella será las veces de padre y madre, ¿eso sí es correcto?, ¿es correcto planear con alevosía privar a un hijo de la posibilidad de un padre, solo porque ella decide que quiere ser madre?

Lynn y Emma son una pareja homoparental, quienes adoptaron Steven hace 10 años y contando su experiencia, Lynn dice “Una de las cosas que no podemos hacer, ni intentamos, es darle una perspectiva masculina de las cosas, como rasurarse o como comunicarse con otros hombres, cuando no hay mujeres alrededor. En esas situaciones, nos apoyamos en nuestro maravilloso círculo familiar, con sus abuelos y tíos, quienes aconsejan a nuestro hijo o nos dan consejo a nosotras”.

Mis queridos lectores, esta es solo mi opinión, muchas veces para aceptar algo, no es necesario entenderlo. Yo no estoy aquí para convencer a nadie de nada y tampoco estoy a favor o en contra de nadie… pensándolo bien, sí… sí estoy a favor de aquellos niños que merecen sentirse amados, respetados, comprendidos y vivir rodeados del calor de una familia. Esos niños merecen vivir una vida color de rosa o del color del arcoíris, en una familia homoparental o heterosexual, pero una familia.